Puñalada a un corazón



De pronto sentí  como una puñalada atravesaba mi corazón, una y otra vez, sus palabras  resonaban en mi mente,  como si fueran balazos en medio del desierto…de pronto ya no sentí nada… un frío helado corría en todo mi cuerpo, se estremecía mi cuerpo y temblaba, yo no sabía a donde correr, porque no podía correr a ninguna parte, quise esconderme, pero era inútil; rezaba a dios para que mi suplicio terminara, porque a cada minuto que pasaba el dolor se hacía más intenso.
Mi mente daba vueltas, tantos planes, tantas metas que tenía cuando yo saliera de este lugar,  pero en este momento estoy  aterrado, no sé cómo huir, no sé a dónde correr, en este lugar no hay escapatoria, un precipicio, un hondo precipicio, el dolor cada vez es más intenso, es como si me estuvieran quitando pedazo a pedazo parte de mi alma, la piel se me desgarra y ahora sé que donde viví hasta ahora es el infierno.
No sé porque estoy aquí, pero quizá fue esa tarde de verano soleado y con sombra, esa tarde común y sosa en medio del suplicio de un calor sofocante, quizá esa tarde es la culpable de todo lo que yo estoy sintiendo en este momento, por esa tarde ahora estoy cayendo en este funesto precipicio y es la causante de este martirio; recuerdo que mi madre se paseaba de un lado a otro ansiosa a la espera de mi padre.
Yo escuchaba voces, olía y percibía el mundo a mi manera. De pronto oí las voces de mi madre y mi padre; ambas voces comenzaron a elevarse en tono poco a poco y las vibraciones que me sacudían eran muy agresivas, me dio mucho miedo y pronto la felicidad que yo tenía se transformó en un sentimiento extraño para mí, hasta que por completo se borró el sentimiento de felicidad y ese nuevo sentimiento maligno me invadió por completo
Yo no comprendía nada, mi madre lloraba día y noche, a veces sentía golpes muy pesados y llenos de odio y desesperación sobre mí, golpes que me dolían mucho, ahora ya no era su mano suave y hermosa que me acariciaba, sino su mano dura que me apretaba bruscamente. Yo sentía como si yo fuera el causante de todo el daño a mi madre, ni ella ni yo volvimos a sentir felicidad.
Así pasaron los meses, ya casi estaba acostumbrado a su desprecio, yo sentía un poco de tristeza porque jamás volví a sentir una caricia de mi ella, incluso llegué a sentir que ya no me quería más, pero eso a mí no me importaba, yo la amaba tanto que poco me importaba que ella me golpeara, yo la amaba y eso era suficiente.
Los golpes de mi madre se hacían cada vez más fuertes y me lastimaban, golpeaba mis pequeñas manos y mi cabeza que apenas iba creciendo, a veces me daban ganas de llorar como ella, pero no podía, solo quería huir, quería que ya nunca más me volviera a golpear, porque esos duros golpes me marcaban el corazón.
Hoy el ambiente se torna frío y ese olor que hay no me gusta, tengo miedo, siento que algo malo me pasará... Qué es este profundo sueño tan repentino, ahora no puedo dormir… qué es ese reflejo que lastima mis ojos, ese aparatejo roza mi pierna, es una cosa helada, ahora toca mi brazo, ¡eh, oye, me duele!, ¡no más, me lastimas!, cada acercamiento punzante de ese objeto me duele ¡No, por favor! Mi brazo no me lo quiten, es un dolor insoportable. Ya se va el reflejo, por favor que no vuelva, ¡ay duele!...
  Ya quedé desmembrado, no quiero que eso vuelva, mi pequeño cuerpo tiembla, ¡no, ya no más, por favor, ahí viene de nuevo! Dónde me escondo, ¿dónde?, viene a arrancarme mis manitas, ¿qué pasa?, ¿qué sucede?, esto es inhumano. Este ardor terrible, y ahora esa cosa se va con mi piernita, se va, pero sé que va a volver ¡No más! ¡Qué te hice dios, para merecer esto!
¡Viene de nuevo! ¡Por favor dios, llévame pronto! Tengo que esconderme en algún sitio, pero no sé dónde, ¡no hay escapatoria!, ¡tengo que esconderme!, tengo que moverme, pero mi cuerpo me punza, me arde, me duele cada extremidad desollada, ¡Au! ¡Mi cabeza!, ¡dejen mi cabeza! ¡Madre, madre, por qué me haces esto, yo te amo! Te sigo amando, jamás he dejado de hacerlo. 
¡Dios! ¿Qué es esto? ¡Alguien ayúdeme! ¡Ayúdame, dios! ¡Quién sea escúcheme! ¿Qué fue lo que hice? Alguien acabe mi suplicio, se los ruego, acábenme de matar y terminen con mi agonía.  ¡Me están destazando!
Kennze Darfur

Comentarios

Entradas populares de este blog

Caperucita ojos de miel

La silla del 3 de mayo

Eterna ciudad de zafiro