A las tinieblas

¡Oh noche!, esa noche, yo mire al vacío oculto en mi cuarto, ese vacío que no lo llena nada más que la luz del día por las mañanas, tenía miedo, un miedo irracional que se me pega a la piel y sacude las ventanas, tenía mucho que no rezaba a ese dios pagano en al cual le rezan los hombres blancos... de pronto comencé a susurrar en mi mente palabras que apenas comprendía y comencé... no sabía por donde empezar, después mejor callé porque incluso la voz en mis entrañas me asustaba, me daba más miedo, temblaba, aún más por el terror que por ese frío abrazador que se venía sintiendo ya desde hace tiempo.

Todo a mi alrededor estaba nublado, como si me rodeara una suavísima capa de humo, capa de humo que veo cada noche tras ese infernal ruido que me atrapa cada madrugada y me enloquece más y más cada noche de luna llena... al transcurrir el tiempo veo que solo mi carne está sujeta a mi piel y mi espíritu es lo único que ya se ha ido, anda divagando en medio de las sombras del aquelarre magnífico, que se levanta tras sonar las 12:00 am, mi alma anda en el aire y se desvanece lentamente con el transcurir del tiempo, esa capa de ruido infernal que me mimetiza y me hace transportarme al vacío, porque mientras un asquerosa capa de materia putrefacta se aferra a mi piel con más y más placer, yo ya no existo; esa capa de ruido infernal sigue y no se va, solo cambia a través del tiempo, cuando se juntan las moléculas chocan y producen vibraciones infernales, esas vibraciones infernales, las únicas que se aferran a mi piel, por eso las aprecio y siento como mi alma ya no está, se ha ido.

Y puedo apreciar como lo único que espero de la esta noche son las capas de ruido infernal, porque viene por mí, la materia putrefacta se aferra a mi piel y me causa placer, ya no hay miedo ni dolor, danzo al rimo de aquellos cantares endemoniados que antes me daban miedo, las laceraciones me golpean y  me hacen sentirme asqueada de mi misma, aunque me hacen aullar de placer, porque el diablo vive en mi y vienen las brujas a besarme y tocarme, se pegan a mi piel y la destrozan, me desgajan y beben mi sangre, sangre que posteriormente sirve para verter este cúmulo de emociones en el montículo de placer y de la noche...

el aquelarre ha comenzado.  


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